jueves, marzo 15

El lenguaje de la guerra


“No lo digo para hacerme el héroe. Soy un militar. Sabéis perfectamente cuál es el lenguaje de cualquier guerra. Si Estados Unidos quiere invadir Irak no envía flores o rosas a Saddam, manda bombardeos. [...] Cuando hacemos la guerra contra Estados Unidos, somos chacales luchando por la noche. [...] Creemos que hacemos lo mismo que George Washington. Igual que a él se le considera un héroe, muchos musulmanes consideran a Osama Bin Laden un héroe. [...] Así que cuando decimos que somos combatientes enemigos, lo somos. Pero os pido que seais justos con los detenidos que no lo son; muchos de los que están aquí (Cárcel de Guantánamo) han sido arrestados injustamente. Muchos, no sólo dos o tres. [...] El lenguaje de la guerra es matar. [...] En una guerra siempre hay víctimas. No me alegra que 3.000 personas murieran en Estados Unidos. Incluso me apena.

No me gusta matar niños o chavales. El islam no es así, no da luz verde para matar, prohíbe matar como el cristianismo o el judaísmo. [...] Si ahora estuviéramos en la Guerra de la Independencia de Estados Unidos y George Washington fuera arrestado por los británicos, le consideraríais un héroe, pero los británicos pensarían que es un combatiente enemigo. [...] No me gusta matar gente. Siento mucha pena por los niños del 11-S. ¿Pero qué puedo hacer? Éste es el lenguaje de la guerra”.

Jalid Sheij Mohamed, presunto ideólogo de los atentados del 11-s en Estados Unidos.

lunes, marzo 12

11 de marzo. NADA QUE CELEBRAR


El once de marzo ha servido en Chile para celebrar año tras año un nuevo aniversario de Gobierno, primero los de Aylwin, luego los de Frei y más tarde los de Lagos. El de este año pudo resultar especial, por ser el primero de Michelle Bachelet, primera presidenta de Chile, figura latinoamericana y responsable de encabezar el cuarto gobierno de la Concertación de Partidos por la Democracia, conglomerado de centro Izquierda, nacido para derrotar a Pinochet y consensuar los gobiernos que lo sucedieran. En este grupo gobernante, el Partido Socialista –donde milita Bachelet desde su juventud- y la Democracia Cristiana son las fuerzas que política y valóricamente se enfrentan en este cuarto Gobierno de consensos. Ya van dos DC y dos PS, y hoy, recién cumplido el 25% del tiempo de la Presidenta, los partidos de Gobierno y oposición inician sus precampañas para el 2009, donde el ex presidente Ricardo Lagos no ha dejado de tener un rol protagónico. Y hay algo sintomático. La Presidenta Bachelet asumió su mandato, con las calles llenas de festejos y jolgorio público (me incluyo, ahora sumido en la más profuda decepción). Marcaba -según las encuestas- un 65% de popularidad. Hoy, un año después, las calles están vacías de celebraciones, aunque abundan las protestas callejeras, debido a los graves problemas con que se ha inaugurado el nuevo plan de transporte que prometió cambiarle el rostro a la ciudad capital, el Transantiago, que para muchos es un nuevo atropello a los derechos civiles. La Presidenta ha bajado más de 15 puntos en popularidad y algunas encuestas la sitúan bajo el 50%. Lagos, en cambio, se fue de La Moneda con un 70% de adherencia pública. Algunos intentan endosarle la responsabilidad de los varios problemas al anterior Mandatario, argumentando que –por ejemplo- el Transantiago es de su creación y varios casos de corrupción que se investigan son de ese período. Lo cierto es que todos los Gobiernos heredan; metas cumplidas, otras por cumplir y algunas bastante pendientes, más los desafíos propios de la agenda de Gobierno. Y de antemano se conocen perfectamente las condiciones en que se recibirá el Poder Ejecutivo. Porque resultaría fácil -y en ocasiones ha resultado- inaugurar obras que el anterior Presidente dejó casi terminadas, pero distinto es implementar lo que hasta entonces era un Plan. Se gastaron más de 12 millones de dólares en estudios que viabilizaran el Transantiago y realmente es un misterio qué cosas previeron.
Si se trata de hacer un balance objetivo, podemos entregar datos duros que indican que desde el inicio del Gobierno de Michelle Bachelet la tasa de crecimiento económico ha sido de 4,2%, bastante bien para el nivel regional, pero tímido para lo que Chile se acostumbro en períodos anteriores. La tasa de desempleo promedio ha sido de 7,8%, dato lógicamente emparentado con los más de 100 mil empleos que se crearon hasta la fecha. Lo más negativo es el bajo nivel de popularidad de la Presidenta comparado a un año atrás. Esto se debe fundamentalmente a la crisis del sistema de transporte público recién inaugurado y a los casos de corrupción detectados en el aparato estatal, donde los recursos de todos los chilenos –a veces- se pierden en bolsillos con fines políticos o simplemente desaparecen. No me cabe duda que lo que más indigna a los santiaguinos es lo primero, la cuestión de la locomoción colectiva, pues le atañe directamente en su diario vivir.
Las herencias se toman o se dejan; así como se desechó la idea de unir mediante un puente la isla de Chiloé al continente en el sur de Chile, también pudo haberse hecho con el plan maestro de transporte y proponer algo diferente, como deberá hacerse también para solucionar el trafico de pasajeros en la Isla Grande de Chiloé y su conectividad. La Presidenta decidió seguir adelante con el Transantiago y parece que “se metió en un tete”.

Decía que todos los gobiernos heredan. Es parte del juego de administrar el país y cuando se pierde la democracia ocurre lo que ocurrió en Chile, donde se acabó heredando un macabro modelo económico, donde el pobre simplemente está postergado ante cualquier intento de modernizar socialmente el sistema. Qué decir de plantear cambiarlo de frentón. Así es que si me preguntan qué es lo peor que ha ocurrido un once de marzo, responderé que fue precisamente en 1990, hace exactos 17 años, cuando el derrotado general Augusto Pinochet, le entregó a Patricio Aylwin –junto con la banda presidencial- un modelo económico siniestro, que hasta hoy perdura. Frente a tamaño once de marzo, no hay conmemoración que valga, no hay nada que celebrar, apenas la recuperación de la democracia pactada con los militares.
ERRECÉ

lunes, marzo 5

CARTA ABIERTA A PAUL MORRISON CRISTI


Paul:


Antes que todo, quiero solidarizar contigo por el exagerado castigo que estás recibiendo por portar apenas unos pocos pitos de marihuana (no más de 60, según mis cálculos) algunas dosis de ácido lisérgico y muy pocas rayas de clorhidrato de cocaína. Soy fanático de la cannabis sativa y la cultivo hace ya varios años, para evitar ser presa fácil del microtráfico, al que tantas veces acudí para conseguir el valorado canuto de marimba. Pero lo tuyo es simplemente mala cueva; mala cueva no porque te hayan pillado con droga encima, lo que de por sí acusa más bien una mala estrategia. Tu mala cueva es más bien genética, al tener por madre a tan ilustre facha nacional, la diputada María Angélica Cristi, la misma que quiere cerrar botillerías y cuanto lugar de entretenimiento sobrepase los horarios cenicientos de esta tranquila ciudad. La Cristi, la misma que odia el carrete y todo lo que huela a distorsión. Esa mujer de 63 años, muy bien cuidados, que –en un arranque de creatividad- ideó y buscó apoyo hasta obtener la promulgación de la moderna ley maldita, la ley 20.000. Una legislación que convierte en delincuente al más mínimo consumidor de drogas, lo ficha y lo exprime hasta dejarlo seco. Pues mira lo que son las cosas, Paul, tu propia madre ideó la ley que ahora se convirtió en tu trampa. Fue ella la que quiso transformar a los portadores de macoñita en distribuidores internacionales y hacer de ellos un enjuiciamiento público, como el que estás padeciendo. Tu destino fatal quiso que nacieras en la familia equivocada, con una madre en exceso fascista, anti fiestas, anti alcohol, anti diversión. Y ahora, el país entero asiste a este reality familiar, con aroma a encierro. Tan tozuda es la ley que inventó tu madre que en los cuatro intentos por sacarte de la cárcel, tu defensa no ha conseguido nada, absolutamente nada, sólo estigmatizar todavía más tu figura y convertirte en el ejemplo a no seguir, en la carta que debemos desechar.
Pero yo te apoyo, Morrison, no sólo por el hermoso apellido que llevas, que con demasiada obviedad me relaciona con mi ídolo de juventud, que –dicho sea de paso- tenía varias de tus características. Te apoyo porque sé lo que es nacer en una familia diferente, con pensamientos distintos y hasta excesivamente contrapuestos. Te apoyo, además, porque eres el ejemplo más reciente y claro de lo nefasta que resulta la legislación de tu mami para los cientos de miles de consumidores de la fresca y natural cannabis.
Dicen que no saldrás de la cana en cinco meses, que es lo que durará la investigación. Mientras, la amiga de tu madre, senadora Evelyn Matthei, dice que pedirá al Senado que analice tu caso, es decir, ahora quieren detenerse y analizar la ley que ayer tanto aplaudieron. Por lo demás, ¿no sabrá la linda señora Matthei que el poder legislativo nada puede hacer sobre el judicial?
Bueno, Paul, espero que la justicia te liberé a la brevedad y que tu madre deje de tenderte trampas y luego mentir descaradamente, diciendo que no eres consumidor.
Ojalá pronto puedas reírte de esta mala experiencia… Para ayudarte un poco, te guardaré la cola.
ERRECÉ