lunes, abril 24

EYACULAR EN LA POBREZA (o de nuevo los más débiles)



Jorge Martínez Arévalo, el presunto autor de la eliminación y desmembramiento del joven Hans Pozo, visitaba moteles del centro con tiernos prostitutos... Para algo sirve que te pidan y algunos hasta te exigan tu cédula de identidad antes de la entrega carnal, el maní y la pilsen. Martínez Arévalo, dirigente municipal, casado, hijos, ocupaba lentes, viste corbata en las imágenes de video que rescataron algunos archivos de prensa y tiene cara de chileno. Nadie detectó nunca (según dicen) su conducta paralela, que dividía su vida entre la comida familiar para dormir con pijama y despertar para repartir a los niños al colegio, e inventar reuniones para degustar cuerpos jóvenes de muchachos que cuelgan del planeta.
No podría afirmar que el hombre que se suicidó cuando la policía quiso interrogarlo en su casa fue un abusador, pero tenía preferencias sexuales en las que clasificaba a sus putos o putas según su escasez de recursos y la falta de prejuicios a la hora de tener sexo... No es casualidad que en vez de enterrar el cuerpo de Pozo con el fin de sepultar las pruebas, prefiriera guardarlo congelado cuatro días en las máquinas de su heladería, para luego descuartizarlo y repartir los trozos entre dos comunas. Delata un plan permanente para evadir su condición y parecer lo que era, hasta que creyó que se le derrumbaba su imagen pública. Hans pagó las consecuencias... el más débil, por supuesto. El más fuerte tuvo ánimos hasta para convertir siete días de la semana en una macabra puesta en escena, con sexo, homicidio, trozado y disgregado, que cerró disparándose en la cabeza con su poderoso revólver.
¿Qué tipo de parafilia sicosexual, pero también social, motivaba que el hombre prefiriese muchachos pobres, de la calle prácticamente? ¿Se habrá excitado con cada corte que le daba a ese cuerpecito congelado y -por lo tanto- fácil de trabajar con sierra? ¿Se habrá masturbado pensando en el crimen y en las desventuras sexuales del joven Pozo? La primera habría que estudiarla desde la ciencia, las otras dos no tienen respuesta, se fueron con el señor Martínez, el que trazó su hoja de ruta en un céntrico motel, antes de comerse el maní, beber un sorbo de cerveza y entregarse a sus innombrables placeres... antes de repetir su perverso ritual y eyacular en la pobreza.
PD: mientras escribo esto, en la televisión el pedófilo Zacarach pide que lo castren químicamente... debe pensar que está en la base de Guantánamo o Abu Graib.
ERRECÉ

martes, abril 18

Comer, beber y amar.


El título de esta columna no responde a la gran película homónima, en que un padre viudo le cocina todos los días a sus hijas distintas exquisiteces. La idea es desentrañar la íntima vinculación de los alimentos y el amor. Una compañera de oficina nueva, a quien llamaremos MJ me dice que es un poco celosa, pero que no se molestaría si ve a su pololo tomando un café con una mujer. Le pregunto qué pasa si el líquido en cuestión sube de grado y se convierte en un trago largo. "Ah, no po", replica, agregando que no tiene nada que tomarse un copete con nadie más que ella. O sea, de una cena ni hablar.
Los alimentos que ingerimos -insisto- están íntimamente relacionados a nuestra estructura sentimental. Es decir, lo mejor para evitarse celos es comerse un completo o simplemente no comer nunca con otra mujer que no sea la tuya.
Siempre me ha parecido extremadamente esnob comer sushi. No es que no me guste, sino que me recago de hambre cada vez (muy pocas hasta ahora) que me devoro algunos rolls. El tema lo traigo a colación porque a pesar de que no me gusta, se me simula muy erótica una japonesa maquillada de blanco comiendo esas ruedas de arroz sumergidas en soya, donde flotan algunas semillas de ajonjoli. Por eso, y a raíz del comentario de MJ, me parece que comer sushi es un acto previo a un encuentro furtivo. Por eso, no como sushi, y no corro riesgos innecesarios.
Lo otro es persecución, porque comer es un acto demasiado animal, sin importar que estemos en un restorán internacional, cuya suma de precios de la carta supera varios sueldos mínimos, o en un carrito de completos (publicidad gratis: el mejor es el del Tío Manolo, Rodrigo de Araya esquina Maraton).
Con el alcohol pasa algo diferente, y puedo entender por qué. El trago transforma a las personas, me dice un amigo, puede convertirlas en seres capaces de inmolarse en mitad de la noche por una pasión inventada al fragor de una ronda de copas. Por eso, el riesgo es más alto al tomarse un trago y los celos son más desvergonzados.
Del café no tengo nada que decir, tomo muy poco café, porque me acelera. El resto de las sustancias si creo que son muy íntimas y denotan una pequeña o gran alianza entre quienes las comparten.
Pero comer es comer, beber es beber, y para amar hace falta mucho más que una copa y un tenedor.
ERRECÉ

lunes, abril 3

QUE DELICIA!!!


"Las drogas causan paranoia, confusión y una perdida total de contacto con la realidad en los políticos que nunca las han tomado".
Anónimo


Cifras oficiales (que siempre son mitigadas por el poder político y económico) indican que cerca de 200 millones de personas consumen marihuana en el mundo, y que cada año se suman más de 10 millones. La semana pasada, el glorioso cannabis volvió a la palestra de la mano de un inofensivo jardinero que derivó en vendedor de semillas. Primero fue La Nación el matutino que en sus páginas interiores trajo una nota sobre el negocio del tal Angello. No pasó nada hasta que los "sapos" de Las Últimas Noticias en su afán por convertir todo en espectáculo lo pusieron en portada. Jaime Orpis, paladín de la justicia en materia de drogas, salió al paso inmediatamente y acusó al comerciante de estar motivando el consumo de estupefacientes. Lo dijo Orpis, quien fuma cerca de 40 cigarrillos al día, pero eso no le parece nocivo, ni siquiera por el fuerte aroma que expele cuando te habla muy de cerca. Qué patudez, llegan a sus casas, se embriagan en alcohol legal, consumen alimentos transgénicos, fuman cigarrillos lights, se limpian el culo con papel no reciclado, gracias a la destrucción de millones de hectáreas de bosque, pero andan preocupados de qué consume cada chileno, quieren controlarlo todo, pero no lo conseguirán.
Como comienza esta columna, somos millones y es virtualmente imposible que puedan controlar la tierra e impedir el normal desarrollo de una planta tan luminosa como el Cannabis. Tempranamente el filósofo austriaco Friedrich Nietzsche descubrió las bondades de la planta, lo que le permitió "acercarse a la prodigiosa velocidad de los procesos mentales". Se trata sólo de un ejemplo, de un pensador reconocido universalmente, que sanó sus fuertes dolores de cabeza gracias a unos buenos cogollos.
La funa de LUN sólo refleja lo que ese público quiere ver, una sociedad chata, repleta de huevones ignorantes que sólo quieren aferrarse a la teta, sin importar los derechos de jóvenes y adultos que consumen algo tan interesante como un caño de marihuana. Qué delicia!!!
Pero no detendrán el avance de consumidores libres, no podrán con sus políticas prohibicionistas, que apuntan a controlarlo todo, desde lo que compras en el supermercado hasta las más oscuras e íntimas masturbaciones, todo. Ven delincuencia detrás de la marihuana, pero lo cierto es que la delincuencia derivada del cannabis es fruto de la prohibición, que deja dos caminos a los consumidores: o compramos a algún delaer de turno o cultivamos en nuestras casas, con diversos y modernos métodos que nos permiten exquisitas cosechas.
Detrás de toda esa desmesurada reacción contra una inofensiva planta se esconden frustraciones de la clase política, se esconden rostros que ocultan delitos mucho más graves, como la evasión tributaria de los más poseídos que impiden que los que tienen menos accedan a mejoras en la calidad de vida. Ocultan el consumo desmesurado de drogas químicas, provenientes de laboratorios clandestinos, ocultan el deseo de dominarlo todo... pero somos millones, guiados por esta gigantesca nube verde...
PD: podrán acusarme de apología a las drogas, pero eso se lo dejo a la medicina moderna con sus fenobarbetales, ravotriles, valiums, ziprepoles y demases.